miércoles, 14 de agosto de 2013

Nueva oda al Río Paraná (Luis Luchi)

Luis Luchi (1921-2000) Nació en Buenos Aires. Integró los grupos El Matadero y Gente de Buenos Aires.

Publicó El obelisco y otros poemas (1959), El ocio creador (1960), Poema de las calles transversales (1964), La vida en serio (1964) al que pertenece este poema, Vida de poeta (1966), El muerto que habla/ Poemas cortos de genio (1970) Ave de paso (1973) Los rostros (1973) Poemas 1949-1955 (1975), La pasión sin Mateo (1966), ¡Gracias Gutenberg! (1980) Resumen del futuro (1984) Antología poética (1986) Fuera del margen (1992) Mishiadura en las dos ciudades (1993) Jardín zoológico (1995) Contestarse a sí mismo en el canto (1997) Poemas y pinturas (1999) Amores y poemas en Parque Chas(2001)


Estás cansado río fuerte.
Muchos,
muchos años
llevas andando
hijo de las nubes
padre de los ríos.
Si sólo supieras seguir
el camino que en sí mismo cavaste
también merecerías cantos.
Desde tu orgullo
siempre nos quisiste.
"Que naveguen.
Que roben mis criaturas de alimentos.
Que entren en el ciclo armónico.
Que quemen su sed
con pura savia de corteza salvaje.
No tengo medida en el furor
ni en la entrega cuando quiero".

Y el invisible portador de ecos
pronto trajo las quejas del gigante de roca.
"Les abrió su vientre mineral
y en su codicia son feroces."

"Ya aprenderán."


Entonces eras joven
cediste tus riberas,
les diste treguas
para que pudieran precaverse
de tus continuas crisis.
Mostraste el secreto de las semillas,
y entre los nuevos materiales y detritus
una mancha rojiza se bañó
en tus aguas.

"Son insaciables",
te gritaron las maderas.

"Ya aprenderán."

Construyeron a todo lo largo
de tus orillas
pueblos que nacían viejos,
cortados de arrugas y cicatrices.
Observabas antento
había músculos tensos,
labios rotos por el esfuerzo,
eran muchos, cada vez más;
a veces se esforzaban juntos.

"Ya aprenderán", te admiraste,

Y allí mismo,
en el momento permanente
de tu digna entrega al océano
surgió un homenaje a tu sabiduría.
Con tus colores, olores y rugidos,
con tus corrientes desatadas,
con tus corrientes subterráneas
la magnífica ciudad amasaba sus afluentes.
"Ya aprenderán", dijiste,
¿estarán aprendiendo?

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