En tu memoria, agua, quedarme
en tus cristales donde la música
se piensa armónica
y se deshace
en el ensimismamiento
que produce tu venida
en ese rocío de la introspección
que me horada
en el vapor donde la metafísica
es materia y sueña
en la niebla que desafió
la cámara nocturna de Brassai
en el manto de gotas microscópicas, en la bruma
donde se vuelve a mirar la luz
en las corrientes, en esa curiosidad
dilatada que rodea las piedras
en las mareas que avanzan
sobre los pilotes de mi casa
en la furia impenetrable, en su docilidad
como una concedida magnificencia
por vos, sean, las poco pronunciadas
palabras de perdón y , otra vez,
el riego soterrado en la semilla
que necesitó su noche de abajo
la caída,
el ablandamiento
las canoas inmóviles desencalladas
por los sueños
y, otra vez, el grito
de mojadura bajo los chaparrones
el avance por el drenaje del corazón,
y la lluvia dulce sobre lo seco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario