El navegante de los nervios / Horacio Rodríguez Gerpe dibujo a lápiz de color y pastel |
Marzo es un buen mes para matar a la madre.
Los viejos remeros no nos delatarían, menos aún las hormigas que ante la proximidad del otoño pasan a retiro sus conocimientos de hidráulica para tejer sobre bastidores amarillos.
El comienzo del período escolar es el más propicio para esconder el cadáver de una madre.
Nadie buscará al homicida cuando se trata de cotejar precios de reglas escuadras, transportadores y tinta Pelikan azul lavable.
Las maestras deberían desaparecer junto a las madres, aplastadas por el árbol de la vida o por las botellas con estiércol que arrojan los murciélagos desde las aspas de los ventiladores de techo.
En marzo los insectos triplican su tamaño y la isla comienza el cambio de color, llenándose de materia inexplicable.
Sarmiento respiraria aliviado, tras los ataques da asma que le producia el receso lectivo
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