miércoles, 16 de diciembre de 2015
Viñas y Walsh en la Isla
“Una vez me invitó Walsh a vivir en su casa del Tigre. En esa época su compañera era Piri
Lugones. Y desde el comienzo , ese apellido turbador y el escenario del Delta nos fueron situando alrededor de una letra alegórica que solía deslizarse entre frustradas ironías hacia El Tropezón. En los atardeceres en que Walsh arreglaba su bote, la figura de Quiroga se sobreimprimía a la de Lugones; y entre ambas se iba armando una tensión que a Walsh, divertido pero sombrío, le gustaba exasperar: defendía con argumentos enmarañados pero convincentes el distanciamiento de la ciudad practicado por “el cuentista selvático”; lo justificaba por su ademán neobárbaro tan antivictoriano mientras aludía a su propia destreza con las armas y en la pesca del surubí. Su fervor, sin embargo, oscilaba entre el dorado y el pejerrey; y cuando se internaba en el escabeche, ya parecía lograr mi aprobación a sus autoabastecimientos y a su creciente adhesión a “lo elemental”. Nunca llegó a aludir a Conrad ni a Gauguín.”
David Viñas, Literatura argentina y política, vol II, de Lugones a Walsh, Santiago Arcos Editor, 2005, p.250,1.
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