Membrillo de mis islas
diámetros de color asidos de las tardes
etcéteras de lunas con pelusas
de ovillos entre el sol y el tiempo usado.
Yo he recorrido en niño y en dibujos adultos
tus maderas arrugadas
y sostuve en las placentas de la memoria
el tallo del amor que está en mi industria
como una decisión que no consulto.
De pie sobre los ríos
paralelos a las rayas de los juncos
cuánta navegación busqué en tus ramas
y en tus botas movibles
de húmedos caracoles pobladores.
Descendiente de un tomo de sauzales
la cuchara del bote
con el aire tocándome en belleza
cazado
inevitablemente ingenuo
me entrabas al asombro de tu esferado fruto amarillento
sus márgenes
sus cutis
sus fronteras
y su central semilla barajada en la sabiduría del verano.
Membrillo de mis islas
que te asomas
que custodias el aire
que empuñas el azúcar de la tierra
que comienzas en las jardinerías los dulces alfileres del aroma
que en mis cavilaciones me citas los misterios de las síntesis
el milenio torneado en el rocío
la ceja del paisaje
y por fin me convences
que en los huesos también hay esperanza.
Esta es mi población
desde aquí adentro he subido a la lengua de la vida
y he decidido consultarte el fuego
la luz que en geometría abres al ventanal de las corrientes.
Recíbeme
me esperan los solfeos indígenas del viento
la araña con su octógono colgado
y las lacias maciegas de las islas.
Yo te traigo en la boca una pajarería de tequieros.
(La cimbra)
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